Si apelamos a la brevedad, podemos decir que Antoni Gutiérrez-Rubí (Ideograma) es quizá el asesor de comunicación estratégica más reconocido en Iberoamérica. En su último libro, ‘Breve elogio de la brevedad (Gedisa, 2024)’, reflexiona sobre la importancia de ser breves en una era de sobrecarga informativa.
Sea breve ¿qué es el lenguaje claro?
El lenguaje claro es aquel que permite expresar nuestras ideas de forma comprensible, directa y precisa, eliminando lo superfluo y lo confuso, las ambigüedades o los tecnicismos innecesarios. Es un lenguaje que transmite nuestro mensaje de manera sencilla, concreta y atractiva, haciendo que el receptor capte rápidamente la esencia y valor de los contenidos que compartimos.
¿Qué ‘parentesco’ tienen la brevedad y el lenguaje claro? ¿Se llevan bien?
La brevedad y el lenguaje claro comparten el objetivo de simplificar la comunicación, en el sentido de reducir lo superfluo, de eliminar las barreras interpretativas. Juntos, permiten que el mensaje llegue a su destinatario de forma eficiente, precisa y sin distracciones.
Ambos están íntimamente relacionados, ya que ambos se enfocan en lograr una comunicación atractiva y eficiente. La brevedad contribuye a condensar y ofrecer en un mensaje lo esencial, mientras que el lenguaje claro asegura que ese mensaje sea fácil de entender. Ambos permiten transmitir ideas complejas de manera concisa y accesible.
Estamos en plenas Elecciones en Estados Unidos. ‘Yes we can’, ‘MAGA’… La brevedad y la simplificación del mensaje han dinamitado los viejos programas electorales. ¿Es el meme la nueva herramienta para contar las políticas de un candidato o un Gobierno?
Vivimos en un mundo cada vez más bombardeado por información y el tiempo es un bien escaso. En este contexto, los recursos para transmitir mensajes de forma rápida resultan esenciales. Los memes triunfan porque en un segundo pueden impactar en lo conceptual, en lo visual y en lo emocional. Como vicepresidenta, Kamala Harris tenía unos números de aprobación bastante bajos, una de las razones por los que muchos dudaban de ella como posible candidata.
En su primera semana de campaña, esas dudas se disiparon. Se hizo un gran trabajo redefiniendo su imagen ante distintos sectores y, sobre todo, ante los jóvenes. Los memes del cocotero, de brat y sus vídeos bailando la posicionaron como una persona alegre y cercana. Resulta que muchos ciudadanos sabían quién era, pero no tenían realmente una imagen formada sobre ella. Y esta se empezó a construir en esa primera semana, gracias, en buena parte, a esos contenidos virales y a sus propios lemas y palabras: «A new way forward» fue su manera de ofrecer un cambio y esperanza durante la convención. «Weird» se transformó también en una definición propia en base a un claro contraste con los rivales.
Los jóvenes de las generaciones Z o Alfa tienden a la economía en el lenguaje. ¿Qué retos plantea este hecho a las Administraciones y las empresas a la hora de utilizar el lenguaje para comunicarse con ellos?
El reto principal es adaptarse a los códigos y al lenguaje de los jóvenes sin parecer forzado ni caer en ridículos que dañen la imagen de la institución o la marca. Para llegar a los jóvenes, es esencial estar en TikTok, por ejemplo. Y no solo estar, sino producir contenidos que sean acordes a la plataforma y a su público. Esto obliga a desarrollar una estrategia y un determinado tipo de acciones especiales que deben diferenciarse de lo que diseñamos para otros canales. Pero hay que hacerlo de una forma que no rompa con nuestra identidad e historia. Ese es el gran reto y, en ocasiones, puede ser complejo.
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