En un mundo de mensajes instantáneos y saturación de información, la brevedad se convierte en una herramienta crucial para la comunicación efectiva. Antoni Gutiérrez-Rubí (Ideograma) reflexiona con ‘Breve elogio sobre la brevedad’ sobre cómo la concisión puede mejorar la relación entre instituciones y ciudadanía.
En un mundo saturado de información y mensajes instantáneos, ¿cómo cree usted que la brevedad en la comunicación puede mejorar la claridad y la efectividad del mensaje?
En este mundo saturado de información y mensajes instantáneos, la atención es un bien escaso y la brevedad puede convertirse en ese elemento esencial que contribuya a la claridad y a la eficacia comunicativas porque es un recurso que ofrece muchas posibilidades en el camino de la reconexión con la ciudadanía y de la mejora de nuestra calidad democrática, teniendo y usando las palabras (justas y adecuadas) como centro de su potencial, sin más intención
¿Considera que la brevedad en los documentos administrativos podría reducir la desconfianza o desconexión que a menudo sienten los ciudadanos hacia las instituciones públicas?
Siempre destaco que la brevedad no es sinónimo de simplificación, no es sinónimo de rapidez, sino que es decir más con menos, es la oportunidad que tiene la política para captar la atención y recuperar el vínculo y, con ello, la confianza de la ciudadanía. Lo breve es corto, pero no tiene por qué ser, necesariamente, rápido. A veces, la brevedad implica más atención, más concentración y más análisis; pero evitar las florituras, los contenidos innecesarios, centrándose en la ciudadanía como usuaria, como objetivo principal de la función y el servicio público, es un primer paso para replantear las herramientas, los canales y recursos con los que nos comunicamos con ella y optimizar la información y la manera de relacionarnos e interactuar. Evitar esos excesos y florituras innecesarias muestra una serie de valores (contención, moderación y mesura) y una manera de ser y de estar ante la ciudadanía, un respeto por su tiempo y por su inteligencia.
Usted conoce bien Latinoamérica. ¿Qué proyectos de lenguaje claro destacaría?
Algunos ejemplos podrían ser: la Ley Fácil, un programa de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile que ofrece guías rápidas y sencillas para entender leyes, derechos y diferentes contenidos de temática legal. Tienen documentos de preguntas y respuestas sencillas e incluso dramatizaciones de audio que explican determinados temas a través del radioteatro. En esta misma línea, en Argentina destaca Ley Simple, que ofrece guías sobre consumo y economía, empleo, salud, etc. También facilita explicaciones a través de ejemplos cotidianos e ilustraciones para comprender mejor el código civil. En Uruguay tienen un programa, La Ley en tu lenguaje, que, aunque no tiene guías tan detalladas en internet, desarrolla campañas de comunicación y entrega material impreso en las calles que es de gran utilidad. Y, en Colombia, existe otra iniciativa interesante que incluso cuenta con una Escuela Virtual, por destacar algunos proyectos.