España ha dado un paso decisivo en la promoción del lenguaje claro con la creación del Grupo de Trabajo UNE de Lenguaje Claro dentro del Comité UNE de Terminología (CTN-UNE 191). Este grupo, presidido por Julio Carlos Fuentes y con secretaría de UNE, reúne a expertos en lingüística, accesibilidad, traducción, terminología y comunicación, así como a representantes de empresas, consumidores y Administraciones públicas. Su objetivo es influir en los estándares internacionales de lenguaje claro que está desarrollando la Organización Internacional de Normalización (ISO) y, al mismo tiempo, establecer normas nacionales que se adapten a las particularidades del idioma español.
Como ‘evangelizamos’ desde este Radar, el lenguaje claro es un enfoque de comunicación que busca garantizar que los textos sean comprensibles para su público objetivo. Para ello, la redacción, la estructura y el diseño de los documentos deben facilitar que los lectores puedan encontrar la información que necesitan, entenderla y utilizarla de manera efectiva. Su aplicación es especialmente relevante en ámbitos como la comunicación administrativa, el lenguaje jurídico y la divulgación científica, donde la falta de claridad puede generar barreras de comprensión y acceso a derechos y servicios.
El avance de la normalización internacional
Desde 2019, la ISO ha estado trabajando en la creación de estándares globales sobre lenguaje claro. En 2023, publicó la norma ISO 24495-1 Plain Language Part 1: Governing Principles and Guidelines, que establece principios rectores y directrices para la comunicación clara. Esta norma ha sido adoptada en España en 2024 bajo la denominación UNE-ISO 24495-1:2024 Lenguaje claro. Parte 1: Principios rectores y directrices.
Según esta norma, un documento emplea lenguaje claro cuando cumple cuatro principios fundamentales:
-Información pertinente: proporciona a los lectores la información que realmente necesitan.
-Información encontrable: está estructurado de manera que los usuarios puedan localizar fácilmente lo que buscan.
-Información comprensible: su contenido se presenta de forma clara y accesible.
-Información utilizable: permite a los lectores emplear la información de manera eficaz para su propósito.
Además de definir estos principios, la norma ofrece directrices para su implementación en diferentes tipos de documentos, ya sean físicos o digitales. Su aplicación es flexible y está orientada a facilitar la comunicación con el público general, priorizando la comprensión de los lectores sobre criterios mecánicos como la legibilidad calculada mediante fórmulas matemáticas.
Próximos desarrollos en la normalización internacional
La ISO sigue avanzando en la normalización del lenguaje claro con el desarrollo de tres nuevas normas:
-ISO DIS 24495-2 – Comunicación legal: establecerá pautas para asegurar que los textos jurídicos sean comprensibles, facilitando que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos y cumplir con sus obligaciones sin necesidad de conocimientos especializados.
-ISO DIS 24495-3 – Redacción científica: proporcionará directrices para la comunicación en el ámbito científico, ayudando a que la información sea accesible a públicos diversos, más allá del entorno académico especializado.
-ISO WD 24495-4 – Implementación del lenguaje claro: definirá los requisitos para que las organizaciones adopten el lenguaje claro de forma sistemática y sostenible. Será una norma certificable, lo que permitirá a las entidades demostrar su compromiso con la transparencia y la eficacia comunicativa.
El reto de la normalización en España
La creación del Grupo de Trabajo UNE de Lenguaje Claro representa una oportunidad para que España juegue un papel activo en la normalización internacional. Este grupo trabajará para trasladar las necesidades y especificidades del español a los estándares ISO en desarrollo, asegurando que los criterios de lenguaje claro se ajusten a las características lingüísticas y culturales de nuestro idioma. Sin embargo, su mayor desafío será la elaboración de normas nacionales UNE que complementen las internacionales y respondan a las particularidades del contexto español. La existencia de estas normas permitirá avanzar en la implantación del lenguaje claro en las administraciones públicas, las empresas y otros ámbitos de la comunicación institucional y corporativa.