En el artículo de opinión titulado ‘Ahí la IA dice ay’, el periodista Óscar Sánchez Alonso reflexiona sobre el clima social y político contemporáneo, con la inteligencia artificial y el lenguaje claro de fondo. No se refiere a una integración armónica, sino a una especie de cortocircuito generalizado: una mezcla confusa que apaga los referentes ilustrados como la razón, el debate público y el compromiso ciudadano. El reciente episodio de proteccionismo arancelario protagonizado por Donald Trump le sirve de ejemplo para denunciar cómo los intereses colectivos se ven eclipsados por decisiones unilaterales, con tintes ideológicos más que racionales. Esta atmósfera, dice, se parece más a un apagón que a una fusión: se funden las certezas, los principios y hasta las palabras.
Frente a este panorama, Sánchez Alonso no se rinde al pesimismo. Reivindica la necesidad de revertir la tendencia, y para ello encuentra inspiración en la obra de Adela Cortina, ‘¿Ética o ideología de la inteligencia artificial?’. La filósofa propone una “nueva Ilustración” cimentada, entre otras cosas, en el uso del lenguaje claro. Una propuesta que puede parecer menor frente al ruido tecnocrático y los dilemas de la IA, pero que resulta decisiva: sin claridad en la comunicación, no hay ciudadanía plena, solo obediencia difusa. Cortina recuerda que expresarnos con precisión, comprender y ser comprendidos es una condición para ejercer la libertad. Y ahí, sugiere Sánchez Alonso, está uno de los antídotos contra el desánimo y la desafección democrática.