La sociedad española mantiene una sólida confianza en la ciencia, pero demanda una comunicación más clara y un mayor compromiso de los investigadores con los retos sociales. Un estudio internacional con participación de la FECYT, publicado en Nature Human Behaviour, situó a España como el séptimo país del mundo en niveles de confianza en la ciencia, y el primero en Europa. Además, el 83% de los encuestados considera que los científicos deberían comunicar sus hallazgos al público de forma más activa. Sin embargo, a pesar de ese respaldo, tres de cada diez españoles muestran cierta desconfianza en temas como la seguridad y eficacia de las vacunas, y un 42% cree que los investigadores no prestan la suficiente atención a las opiniones ciudadanas. Asimismo, nueve de cada diez indican que mejorar la salud pública debería ser la prioridad de la ciencia, pero sólo el 36% percibe que así ocurre.
En paralelo, la ciudadanía reclama una ciencia más accesible: el 84% considera que la información científica recibida es positiva, el 71% la considera veraz y un 60% afirmaba que es comprensible, a pesar de reconocer que sigue siendo insuficiente y superficial. Internet y redes sociales ya son el principal canal de divulgación, seguido de la televisión.
El mensaje es claro: los españoles confían en la ciencia, pero exigen a los científicos y a las instituciones un compromiso social real y una comunicación clara. Desean que los investigadores comuniquen de forma transparente sus objetivos, procesos y resultados, involucren a la sociedad en la toma de decisiones, y prioricen temas como salud pública, energía y pobreza. Solo así se reforzará la alfabetización científica y se garantizará que las políticas públicas estén alineadas con las necesidades reales de la ciudadanía.