El reciente impacto del mpox, anteriormente conocido como la viruela del mono, ha generado una preocupación global significativa en la salud pública. A medida que la enfermedad se ha extendido, los medios de comunicación y las redes sociales han sido inundados con un exceso de información, que en muchos casos ha exagerado la gravedad de la situación. Este enfoque, en ocasiones alarmista, ha provocado miedo e incertidumbre en la población, dificultando la comprensión real de los riesgos asociados al mpox y las medidas preventivas necesarias. La clave ahora radica en cómo se comunica esta información para que sea clara, efectiva y no genere pánico innecesario.
En primer lugar, es fundamental priorizar la transparencia en la comunicación. Esto significa proporcionar datos verificados y actualizados, explicando claramente la situación sin caer en sensacionalismos. Según expertos, «una comunicación sanitaria adecuada debe basarse en la claridad y la precisión, evitando términos técnicos complejos que puedan confundir a la población general». Lenguaje claro para que el público entienda la realidad del mpox sin que se magnifiquen los riesgos.
En segundo lugar, es esencial contextualizar el riesgo de manera adecuada. Comparar el mpox con otras enfermedades que la población ya conoce puede ser útil para reducir la ansiedad. En lugar de presentar cifras alarmantes sin explicación, es mejor ponerlas en perspectiva y explicar qué significan en términos de riesgo real para la mayoría de las personas. «La comprensión del riesgo debe ir acompañada de un mensaje de calma», subraya la doctora Collipal Cayún, indicando que es necesario comunicar las probabilidades de contagio y los síntomas de manera que las personas puedan evaluarlos de forma racional.
Finalmente, es importante empoderar a la población con información práctica. Proporcionar consejos claros y accionables sobre cómo prevenir el mpox y qué hacer en caso de sospecha es más efectivo que simplemente alertar sobre la existencia de la enfermedad. «La comunicación no debe centrarse únicamente en los peligros, sino en cómo evitarlos», señala el artículo de la doctora, destacando la importancia de ofrecer soluciones. Esto no solo reduce el miedo, sino que también motiva a la gente a tomar medidas proactivas para proteger su salud y la de su comunidad.