En un contexto donde las afirmaciones medioambientales ambiguas proliferan, el lenguaje claro se posiciona como una herramienta esencial para combatir el ‘greenwashing’. Esta práctica, que consiste en proyectar una imagen de compromiso ecológico no respaldada por acciones reales, puede ser desmantelada mediante una comunicación transparente y comprensible para todos los públicos. La norma UNE-ISO 24495-1 sobre lenguaje claro establece directrices para estructurar y presentar la información de manera que sea fácilmente entendible, independientemente del contexto sociocultural del receptor .
Las empresas empiezan a subrayar la importancia de adoptar el lenguaje claro en la comunicación de compromisos y acciones en sostenibilidad. Arancha Caballero, lingüista y CEO de Nuadda, destaca que «hablar de sostenibilidad con transparencia y sencillez es esencial para que los mensajes sean comprendidos por todos los públicos, sin exclusión ni ambigüedades». Al evitar términos vagos y proporcionar información verificable, las organizaciones pueden fortalecer la confianza del consumidor y diferenciarse positivamente en el mercado.
Además, el uso del lenguaje claro no solo previene el ‘greenwashing’, sino que también contrarresta el fenómeno del ‘green-hushing’ o silencio verde, donde las empresas optan por no divulgar sus avances en sostenibilidad por temor a críticas. Una comunicación ética y adaptada a las personas, basada en estándares de calidad, impulsa el entendimiento y el compromiso colectivo frente a los desafíos medioambientales actuales .